Por que ustedes dejan el mandato de Dios para seguir las tradiciones de los hombres. Mc 7:8

Transmisiones en Vivo

Eventos próximos

No events

Suscríbase al boletín

Acceso

 

Cátedra del 18 de enero de 2009

 

 

 

  1. Mi paz sea contigo pueblo amado, mi paz sea con cada uno de tus corazones; de los que te has reunido, a los que te doy la bienvenida en este día; a los que te digo: Apacienta en este momento de tu cuerpo y si consideras necesario abre tus ojos, y abre tu mente, para que puedas comprender mi palabra que vengo a derramar en este día; Domingo dieciocho de Enero, del año dos mil nueve fecha, en la cual nuevamente la presencia del Hijo de Dios, se derrama a través de la misma palabra hacia el corazón, hacia la conciencia y hacia la mente de los hombres, a los cuales te reúnes en torno a mi palabra, a los cuales en verdad, confiando vas y guiándote por el mundo, a través de mi palabra; en verdad te digo: Bendito seas corazones y mentes, pues una vez más la presencia del Hijo de Dios, como luz, derramado en palabra hacia la humanidad, como La Luz de un nuevo día disipa toda sombra que envuelve el espacio, o el planeta.

     

  2. Así la presencia del Hijo de Dios, disipe de cada mente y corazón, toda duda, toda penalidad, toda incertidumbre en la cual te has encontrado, por diversas causas mas en verdad Yo os digo: Venid a mi con tu grande confianza, con tu grande fe, con el grande propósito de no retroceder en el camino, mas bien avanzar, ¡eh aquí! Al que viene a mostrar delante de ti, los frutos que dan vida eterna; a través y por medio de mi palabra, por la cual convoco a los espíritus y a los corazones, a saciarse por medio de mi palabra; para que dejes de ser esclavos de la ignorancia, para que dejes de ser esclavos por la confusión y de la materialidad; así como tiempo atrás pude haber reunido aquellos que serían permaneciendo a mi lado, así en este tiempo. En el ayer caminé entre los pecadores, caminé a tu lado, caminé delante de ti, sin que tú, me reconocieras humanidad bendita, mas ahora como luz, como palabra sutil, vengo a manifestarme derramando, la esencia de mi palabra, de la bondad de mi Padre y de su amor, para con cada corazón, y por ello en verdad te he dicho: En la medida de tu esfuerzo, de tu afán, de tu humildad, de tu amor y tu confianza, es en la misma medida que has de recibir y que has de reconocer, el sabor de los frutos que dan la vida eterna.

  3. En el ayer te dije: Que compartía contigo el pan que da la vida eterna, lo cual tú, no comprendiste, y también pude haberte dicho: Que la sangre vertida sería en verdad, quien así, lo entendiera, quien así, lo comprendiera, vida eterna tendría, ¿qué te di a entender con esta palabra? Que toda enseñanza que entregaba a la humanidad, venía de la fuente perfecta, de la fuente purísima, quien da la vida eterna, de quien lo puede todo, y lo transforma todo; por ello pude haberte dicho: Que todo aquel que recibiese con fe y confianza, lo que Yo estaba derramando, lo que Yo estaba entregando y de una manera simbólica, de una manera aparente pude haber dicho: Que, quien bebiera la sangre del cordero, mas en verdad vuelvo para recalcarte: Te hablé del contenido de la enseñanza del amor, y de la vida misma que por medio de mi palabra vine a derramar. Porque el Espíritu Divino de mi Padre estaba plasmado en mi, por ello te dije y ahora también te diré: Quien reciba como el agua para mitigar su sed, si así buscas y recibes mi palabra, estarás bebiendo de ella, porque será tu espíritu el que cobrará vida, el que tendrá su libertad, y tu espíritu ya no estará atado a la ignorancia, o alejado de la fuente de agua viva, mas también te digo: Bendito eres aquel que vienes por primera o segunda vez, te doy la bienvenida, y te digo en verdad: Vengo a manifestar el amor del Padre, porque si te digo: Que soy el amor y que vengo a verter en ti, pocos lo entenderías, mas por ello te digo: Vengo a mostrar el amor del Padre, por ello en este tiempo te exhorto a dejar el materialismo, a dejar tus compromisos, al menos por los momentos en los que te reúnes en torno a mi palabra; para que puedas así, transportarte a un plano espiritual, a un plano elevado; donde no tenga cabida las cosas materiales, donde te sientas libres, y donde puedas ser testigos de la grandeza y de la bondad del Padre.

  4. Por ello en verdad, te exhorto cada día, por medio de mi palabra; vengo rescatando a cada uno de aquel que sepa reconocerme, porque mi palabra se derrama en todo el orbe de la tierra, y mi palabra toca a cada corazón y a cada mente de los seres humanos, pero pocos sois los que me reconoces, pocos sois los que te percatas de esa presencia sublime, que te habla a través de tu mente y que mueve el sentir de tu corazón. Por ello te he dicho y te he pedido: Mantente alertas y a la vez mantente unidos, unidos, todo aquel que acepta mi palabra en su corazón, aquel que a través de la razón ha podido discernir mi palabra y la va aceptando en lo profundo de su corazón, y en lo alto de su conciencia, necesario es que permanezcas unidos, para que puedas transitar por el mundo donde esa humanidad se encuentra adormecida y se encuentra también envuelta, perdida en los placeres del mundo, por los que dicen, que por ahora no hay tiempo para hablar de Dios, no hay tiempo para ocuparse del propósito de Dios; o reconocer cuál es su voluntad, o dar cumplimiento a los mandamientos. Esa humanidad que por ahora cierra su corazón y cierra su mente, y que se aferra a un dios muerto, buscando, creyendo encontrar consuelo, queriendo encontrar, y queriendo hacer hablar aquella imagen hecha por mano humana; no te culpo humanidad bendita, solamente te exhorto a meditar, a reflexionar, a analizar; ve que la bondad del Padre está más cerca de ti, pero que solo hace falta, vuelvo para decirte: Tan solo tal vez unos momentos de plena entrega y comunión, para que puedas elevar tu mente y ésta sea iluminada, para que puedas elevar tu corazón a través del arrepentimiento.

  5. Humanidad bendita ¿acaso no te ha cansado esa forma de vida que llevas hasta ahora, acaso no te has encontrado en algún momento agobiado por las vicisitudes y los problemas, que vas encontrando a tu paso, acaso no te has sentido insatisfecho cuando por instantes en el mundo los anhelos y placeres, has alcanzado, has obtenido? Cuando al inicio de tu vida, o en tu juventud, pediste en lo más profundo de tu corazón, anhelaste una fuente de trabajo, que te brindara lo que tanto anhelas para tener dices tú, humanidad bendita una vida placentera, una vida tranquila; mas en verdad en la medida que lo has obtenido ¿acaso te has sentido plenamente satisfecho? No en verdad, hay algo más que muy dentro de tu corazón, y dentro de tu propio interno existe una necesidad; que ésta no será saciada por una vida en el mundo llena de comodidades, ve en verdad, cuántas veces el hombre que con gran afán y esfuerzo ha logrado todo cuanto ha querido, mas en la última etapa de su vida no puede disfrutar lo que su esfuerzo le entregó, se puede percatar tan cerca de él y a la vez distante, puede encontrarse aquel hombre que nada tiene, que nada posee, pero es feliz porque disfruta de la vida, porque se alegra en cada amanecer, y también agradece a la vida, porque el día concluye; y vendrá otro con una nueva esperanza, con una nueva enseñanza, porque también el pobre, también el humilde, recibe enseñanza cada día en su medio en el que se desenvuelve, y él recibe enseñanza por su propio mérito, y él recibe grandes experiencias, por su propio esfuerzo, con el que va realizando cada día, por alcanzar, y por obtener algo nuevo cada día; porque Dios en su infinita bondad le muestra tal vez el esplendor del sol, o tal vez la belleza de las nubes, o el florecer en los campos; y este hombre se recrea, y este hombre retiene sus pasos, y contempla y se pregunta; el origen de todo lo que tiene vida; y se pregunta quién es el que hace esas obras tan perfectas y eleva su pensamiento y eleva su corazón, y dice; ésta no es obra hecha por el hombre, ésta es una obra hecha por un Ser Supremo y se recrea, y contempla la belleza y el esplendor que lo rodea, pero que también contempla a la vez la ingratitud y la materialidad, que envuelve al resto de la humanidad.

  6. Esa humanidad que presurosa va de un sitio a otro, que alejada en sus pensamientos, y que lleva en su mente grandes conflictos, que representa dificultad para ordenar y para aplicar a cada situación, a cada necesidad, debe aplicar lo correcto, lo justo, pero este hombre siempre se encuentra agobiado, y otras veces atormentado por sus propias angustias, por sus propias preocupaciones, porque teme perder algo de lo mucho que considera suyo, algo de lo que cree que le dará la felicidad plena y eterna. Mas en verdad, date cuenta hijos amados de mi Padre Celestial; date cuenta que aún de los que dicen tenerlo todo también se encuentran agobiados, también se encuentran cansados, mas en verdad Yo os digo: Para estos no hay una vida futura, no hay una esperanza, no hay un lugar que este preparado para su vida futura, porque la vida en el hombre que habita en la faz de la tierra, esa vida que lleva; una vida común, una vida incierta, mas en verdad, para aquel otro que nada tiene y que se encuentra tal vez en orfandad, él sabe que hay un Ser Supremo que todo lo da, que todo lo provee, y él confía, el hombre humilde, el hombre pobre, el hombre desprotegido, el confía en que siempre habrá alguien quien le dé una pequeña porción de alimento en el día siguiente porque está confiando, y no está confiando solamente en él, por el hecho de ser un ser humano; sino está confiando en quien lo provee todo, y de quien vendrá y quien moverá al corazón para que le extienda la mano, y le dé el alimento y le dé el cobijo, ve humanidad que también el humilde confía plenamente en el Dador de la vida; pero éste cuando sus pasos concluyan en la faz de la tierra, siempre mantiene en él una esperanza de una vida mejor, y la tendrá porque ha mantenido esa fe, y esa esperanza firme; mas el hombre que lo posee todo, se olvida que hay más allá de la materialidad que lo rodea, hay un Dador, hay un Ser Supremo a quien corresponde actuar justamente, y por justicia el hombre que se ha olvidado de Dios ha perdido toda confianza, no recibirá porque ha cerrado su corazón.

  7. Mas en verdad, el amor del Padre se derrama como se derrama el rocío en cada amanecer, así la mirada del Señor se manifiesta en todo lo creado por Él, en todo lo que tiene vida y tiene forma, y es en verdad esperando con grande bondad manteniendo la esperanza que al siguiente día, de todos los que transitan por el mundo, alguno de ellos detenga sus pasos, y reflexione y busque, no entre los seres humanos; sino en lo profundo de su corazón, y en lo elevado de la razón busque la presencia de un Creador, la presencia de un Padre, que siempre está con sus brazos en espera del hijo arrepentido, del hijo que vuelva al Padre, y que le diga: Padre mío te he extrañado tanto y me he sentido tan solo y no he encontrado otro camino que me de lo que tanto espero y vuelvo a ti. El Padre lo recibe, lo estrecha en sus brazos, le extiende su amparo, lo reviste, y lo acaricia y lo sienta a su lado y le dice: Hijo mío bienvenido eres al regazo de tu Padre, y te cubriré con mi amparo y no volverás a tener frío, te alimentaré y no volverás a tener hambre, ve en verdad, la bondad del Padre es infinita, mas la ingratitud del hombre es lo que aleja a la voluntad y al corazón, lo aleja de Dios, mas para ello te he pedido mantente alertas. Porque las grandes vicisitudes sorprenderán el planeta, los pueblos de la tierra serán sacudidos de diversas formas, y por diversas causas, y ¿por qué te pido que te mantengas unidos? Porque solo unidos estarás a salvo, te alegrarás unos a los otros de los que compartes mi palabra, de los que te guías por mi enseñanza, a los que he puesto en tu corazón una guía, por la cual debes conocer el paso que vas a dar, y por la que debes de saber cómo avanzar, cómo continuar y cómo seguir sin desviar tus pasos, sin desviar tu corazón, sin dejar que en tu mente se generen pensamientos de duda, de temor, de desconfianza.

  8. Porque no olvides a todos y a cada uno de los que conoces mi palabra te he entregado una guía en tu corazón, he dejado una guía en tu corazón, la cual no debes abandonar ni un solo momento, esa guía es mi palabra, esa guía es mi enseñanza; tómala en verdad, hazla tuya, llévala en lo profundo de tu corazón, porque en ella están las indicaciones, porque en ella está la clave que tú, con grande fe y confianza, con grande sabiduría; podrás interpretar y ésta será tu compañía para guiarte en el camino. Y por ello, Yo os digo: Solos no estarás, solos no vas por el mundo; pero también te pido corazones bienamados quiero verte en la unificación, quiero ver la fraternidad en ti, deja de lado, deja fuera de ti el resentimiento, olvida el agravio que te han hecho los demás, perdona aquel que te ha ofendido, perdona aquel que te ha herido, como Yo te he enseñado a perdonar, perdona para que puedas hacer tuya mi enseñanza, para que en tu corazón pueda florecer, esa palabra que he venido a depositar en ti, que es como una semilla nueva, la que habrá de germinar, y habrá de fortalecerse, habrá de florecer; pero a ti, a cada corazón corresponde hacer florecer mi enseñanza dentro de ti, y que en tu corazón no haya cabida al resentimiento, a la rivalidad, no en verdad. Solo coloco en cada corazón la humildad, el amor que dices sentir por mi enseñanza, el amor que tantas veces vienes a mostrarme al pie del altar, ese mismo amor haz que se acreciente más dentro de ti, para que tengas para dar y compartir con todo el que te rodea, para que no haya dureza en tu corazón, para que no haya frialdad, para que no te haga ser distinto a aquel otro, a quien también lleva en su corazón; la guía que Yo he mostrado, que es mi palabra, que es mi enseñanza, mantente alerta Yo os digo. Porque también la grande crisis en las conciencias de los hombres, de los seres humanos.

  9. Muchos de los que ahora aceptas mi palabra, en el mañana la rechazarás, muchos de los que ahora dices seguir a mi lado, el mañana me darás la espalda; por ello Yo os digo: Que te mantengas unidos, y que te mantengas alertas, que te des la mano espiritualmente para que puedas crecer en mi enseñanza, para que pueda florecer mi enseñanza en tu mente y en tu corazón, deja los agravios, deja las ofensas en olvido, deja todo lo que tanto ha contaminado tu corazón, todo lo que ha empobrecido tu espíritu, todo lo que ha empobrecido tu corazón, dejadle lejos, dejadle fuera de ti, y sé un Hombre Nuevo, y sé un corazón nuevo, en el cual pude derramar en este instante el vigor. He de depositar la fortaleza, he de renovar tus fuerzas, he de añadir tiempo a tu vida si así me lo pides; pero te he de decir: ¿Qué harás en ese tiempo que habré de añadir a tu vida, en qué aplicarás esa oportunidad de vida que Dios, mi Padre habrá de conceder a través del Hijo que soy Yo mismo? Pues en verdad, te digo y tú lo sabes: Qué puedes pedir a Dios, mi Padre, cuando lo sabes pedir; cuando dejas que tu corazón hable, cuando dejas que tu espíritu aflore y sea él quien pida a mi Padre, por ello a través de mi palabra te he dicho: Que puedes pedirme que no te pueda conceder. Y te preguntas por instantes, dices; Señor, te he pedido tantas cosas, o te he pedido algo, pero te lo he pedido tanto; por qué es que aún no me concedes, por qué es que no me respondes; y en este momento te estoy respondiendo; cuando te he dicho: Qué, puedes pedir que no te he de conceder; te aclaro humanidad bendita, deja que tu corazón sea quien me pida, deja que tu mente se eleve, deja que tu corazón llegue a mi, y será entonces; cuando nada podré negarle porque todo lo que Dios, mi Padre ha puesto en mi, todo lo derramo para ti.

  10. He pedido a mi Padre, he pedido para darte, he pedido para compartir, he pedido para derramar en ti, por ello pueblo amado todo es dado por mi Padre; toda la bondad, del Dios Viviente es vertida y derramada para ti, humanidad bendita; pero es necesario que tú, retires la ignorancia que cubre tu mente, retires la dureza que habita en tu corazón.

  11. Corazones bienamados, no os avergoncéis si dejas derramar a torrentes tus lágrimas dentro de la casa de mi Padre, porque te digo: Todos y cada uno, traes una necesidad diferente, todos y cada uno, tienes un espacio vacío, el que lo llenará mi presencia; por ello en verdad te digo: No os fijéis de la opinión de los demás, dejad en verdad, si alguno de tus hermanos, si algún corazón muestra la expresión a través de su ruego, a través de su llanto, o a través de su plegaria, no os fijéis por ello, tal vez en el mañana, también tú, vendrás en la misma disposición de derramar tus lágrimas por agradecimiento, o de derramar tus lágrimas; porque finalmente has encontrado lo que has buscado, has encontrado lo que has esperado por tanto tiempo; porque a cada uno llega el momento justo y preciso en que mi Divino Espíritu se plasma en tu corazón y por ello en verdad, eres conmovidos, eres conmovidos hasta la lágrimas.

  12. En verdad, Yo os digo: Bendito y bienaventurado aquel que ahora llore de gozo; porque en el mañana reirá de felicidad; porque ese llanto que ahora se ha derramado será de regocijo, y será en verdad, para liberar ese espíritu, para fortalecer un corazón. Porque en verdad Yo os he dicho: Bendito aquel que ha caminado por el mundo, ha tropezado, me ha buscado y finalmente se ha identificado con mi presencia, Yo lo estrecho en mis brazos de Padre y de pastor, porque Yo os diré: Si un pastor cuida su rebaño, y si uno de los corderos ha caído al barranco y se siente herido; ¿acaso el pastor se alegrará por haber perdido, o porque ha caído una de las ovejas, o corderos de su rebaño? Yo os pregunto, no en verdad; irá en su busca, irá a su encuentro; por ello en verdad, ¿por qué vosotros humanos sois tan duros de corazón, acaso cuando alguno de tus hijos te ha desobedecido y ha tomado una dirección opuesta a la que tú habías indicado, acaso por ello has dejado de amarlo, o ha dejado de ser tu hijo? No en verdad; se mantiene en tu corazón la firme esperanza de un feliz retorno.

  13. Así te digo: Todo aquel que viene por primera, o por segunda vez Yo le doy la bienvenida, Yo lo recibo, Yo recibo aquel que en algún momento estuvo en mi contra, aquel que se reveló en mi contra, poniendo en duda mi palabra, poniendo en duda si, su súplica, si su ruego había llegado a mí, por qué no había recibido la respuesta, y en algún momento me culpó, como culpó a mi Padre; cuando pudo haber perdido a uno de sus seres queridos y también me dio la espalda. Yo lo comprendo, porque era grande su dolor; pero no por ello he dejado de amarlo, porque todos sois pueblo de la complacencia de mi Padre; porque derrame, porque entregué a mi Padre; todo de mi; sin medida y sin detener, entregué todo a mi Padre, por amor a ti, por amor a todos, no por unos cuantos; por ello te he dicho: A través de mi palabra, ¿acaso uno de ustedes dejará de amar a sus hijos cuando estos no obedecen, aún los seguirás amando, aún por un momento provoca ira en ti; y esto es justo, pero al momento lo perdonas; y mantienes siempre la esperanza del mañana, del momento que reflexione. Así te digo a ti, por qué te digo esta palabra: Porque muchos de la humanidad has pensado que mi palabra ya no se ha de derramar, o que ya no se manifiesta entre los seres humanos, y en verdad te digo: El amor es infinito del Hijo de Dios, del mismo Padre para contigo, humanidad bendita.

  14. Por ello, ya no pongas más resistencia a mi palabra, a mi enseñanza, ya no dudes más, ya no dejes pasar el tiempo, ya no dejes para el mañana; sino emprende ahora ese cambio de actitud, esa renovación de tu corazón, deja que mi palabra se encargue paso a paso de transformar tu corazón, y de hacer de ti, un Hombre Nuevo, con nuevos pensamientos, con nuevos sentimientos, con grande esperanza de vida, preparando siempre una vida, un hogar para una vida futura. No te canses de orar a mi Padre, no te canses de servir a quien tengas que servir. Bendito, bienaventurado aquel que siempre sirve a los demás, bendito sois, porque llegado el gran día, su servicialidad le abrirá las puertas por su humildad, por su entrega, por su esfuerzo; le abrirá las puertas y mi Padre, y el Hijo; que soy Yo mismo, daremos la bienvenida aquellos corazones que fueron sometidos al dolor, a las vicisitudes, como también a otros que sin necesidad de llegar al dolor, mantuvieron firme siempre su fe, y su confianza, su esperanza; amaron mi enseñanza y la amarán por siempre; también estos por su perseverancia se abrirán las puertas para ellos en el reino de mi Padre.

  15. Por ello en verdad, no temas, pero también te recuerdo: No te confíes demasiado, es mejor que te mantengas siempre alertas, es mejor que te esfuerces más de lo debido, es mejor que cada día luches por ser mejor entre los mejores, y por dar más entre los demás, que ser humilde, por ser perseverante, por ser aquel que traspase, que surque el espacio con las notas de su corazón, de su canto, de su oración, porque éste alaba al Señor, con todas las fuerzas de su ser, no te canses de hacerlo. Yo bendigo aquel que así lo hace, Yo acaricio, Yo doy fortaleza y no os avergoncéis si los demás te dicen; que eres el ignorante, que estás mal, que estás actuando mal, dejadle en verdad, porque ellos no tienen el mismo sentir; y si en ti, se ha generado ese sentimiento de gratitud, hacedlo para que vuestra alabanza, vuestra oración sea elevada a la presencia del Señor. Por ello también te habré de recalcar una vez más: Que te mantengas unidos, porque tendrás que mantenerte firmes ante los conceptos de la humanidad que te rodea, de entre ustedes, de entre los mismos que conoces mi enseñanza unos se volverán en tu contra; por ello los que si, has comprendido habrás de mantenerte unidos y no permitas que la rivalidad, que la discordia, que las palabras; interfieran entre vosotros para separarte o para dividirte, porque esta no es obra de mi Padre, esta es obra de la tiniebla que por instantes se intercala entre aquellos que buscan una verdad, y que quieren permanecer en la luz. Así que, mantente alertas, y mantente unidos; porque llegado el momento unidos, harás frente al mundo, y a la desorientación de la misma humanidad, a la falta de capacidad, de preparación espiritual, tú, harás presente, harás un frente común hacia los demás.

  16. Te he dicho: Es tiempo ya de que surja y que florezca, por medio de tus mentes y corazones mi enseñanza, que he venido derramando vertiendo para ti. Harás un grande libro cuyas páginas contengan mi enseñanza conservándolo, en tu corazón queden grabadas una a una mis palabras; mas también quedará plasmada en libros para tiempos venideros, para el escudriñar de la misma humanidad; por ello cuida de no anteponer palabras que no provengan de mi Padre; porque éstas, porque todo lo que es vertido de mi Padre dará veracidad a esos mensaje, para que el hombre asimile, y así como ahora mi palabra derramada es la guía que dejo en cada corazón; así en tiempos venideros será la guía en la vida de la humanidad. Por ello es momento de que se empiece alimentar con mayor esfuerzo para que fluya esa verdad absoluta, esa verdad plena y precisa, por ello a cada uno de vosotros os hago partícipes de mi enseñanza, os hago responsables de la misma, con la responsabilidad, y la encomienda de compartir de una manera justa, de una manera precisa, transparente, para que no antepongas pensamientos o suposiciones, que no sean de origen divino, para que no pierda la autenticidad mi enseñanza, mi palabra. Así en este día es lo que he venido a entregarte en estos breves instantes.

  17. Así en este instante de La Luz del Dios Viviente, se derrame a través del Hijo que soy Yo mismo, se deposite en estas aguas, convertidas en aguas de luz, aguas bendecidas, de las que hago llegar contagiando la luz, plasmando, fundiendo la luz, depositando en cada vasija, en cada recipiente donde el agua se encuentra represada. Hijo amado, tu que te encuentras y que también eres de la congregación, que tiempo atrás has seguido mi enseñanza, Yo, te digo: Hijo amado Yo, te escucho deja expresar a través de tus labios lo que tu corazón pide y anhela, que me dices: Señor cuando en mi lecho de dolor yo te pedí seguirte, yo te pedí que si me devolverías la salud, yo estaría siempre a tu lado, y Yo, te digo varón bendito: Es mi voluntad que continúes en el mundo, que continúes, porque en verdad te digo: Que el que abandona este mundo ya no puede expresar a mi Padre, cuánto lo ama, ya no hay tiempo para el arrepentimiento, por ello a ti, te doy fortaleza, poso mi diestra sobre tu frontal y te digo: La curación, la sanidad será plena en tu cuerpo, en tus órganos, porque esta es mi voluntad. Sigue adelante, y no detengas tus pasos, porque no es momento, no es instante, solo continúa, sigue con grande ánimo; porque esta es mi voluntad.

  18. Así, a cada uno entrego dejando así, La Luz en tus ceras, en tus flores, aguas; todo lo que has venido hacer presente con grande fe y confianza, Yo derramo La Luz en ellos para que al llevar a tus hogares, a tus áreas de trabajo, halla una chispa de Luz para disipar, por medio de tu oración fortalecerás, y harás florecer esa Luz porque esta es mi voluntad, toma y lleva todos por igual. Te dejo de la misma manera mi paz en tus corazones, mi Luz en tu entendimiento, de mi amor te revisto; para que no te canses de amar y perdonar a los tuyos, a los que te ofenden; a los que te rodean, perdona y sé feliz, sonríe y sé feliz, porque esta es mi voluntad. Lleva pues mi paz, mi Luz la coloco en tu camino, mi amor te entrego y te revisto, seguid adelante con felicidad, porque esta es mi voluntad, hasta nuevo día.

 

 

 

CJ18012009GVS

 

 

 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar