Cátedra del 1 de diciembre de 2008
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Bienvenido sea cada uno del que ha preparado su corazón, ha preparado su mente, para ir al encuentro de mi presencia luz, para ir al encuentro de mi palabra. Te doy la bienvenida en este día; primero de Diciembre del año dos mil ocho, en el que te digo una vez más, se bienvenido, apacienta por un instante de tu cuerpo.
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Eleva tu corazón, eleva tu pensamiento, cuántas veces el hombre de buena voluntad, el corazón afligido, el corazón dolido y triste; se ha preguntado diciendo; donde estás Señor, por qué no me escuchas, por qué no vienes en mi ayuda, mas en verdad, respondiéndote soy en este instante a través de tu propia mente, a través de tu corazón, por ello te digo humanidad bendita; por qué la duda, por qué tanta falta de fe y de confianza, has perdido el sendero, has perdido la dirección en tu camino, mas el instante es en el que mi presencia luz para tomarte de la mano, soy Yo, quien silenciosa y apaciblemente llega hasta cada corazón, para decirte a través de tu mente y corazón; hijo mío ya no avances por este camino, ya no sigas esta dirección que no te corresponde; escúchame, reconóceme, que vengo a tomarte de la mano para conducirte por el único camino, porque en el ayer dije al mundo; Yo soy la luz, soy la verdad, soy el camino; por qué esta palabra, porque vengo delante de ti, para estrecharte por un instante en mi brazos de Padre, de pastor, de hermano mayor.
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Tan grande es el amor de Dios, mi Padre para contigo, y como en el ayer Yo os dije; que mis hermanos eran los que hacían solamente la voluntad de mi Padre, así en este tiempo diré una vez más, llámame en verdad, para aquellos que has traspasado y has dejado la materialidad fuera de ti, y que has comprendido el amor y la grandeza de Dios, a éstos digo; que eres mis hermanos, porque fielmente te esfuerzas día con día, momento a momento, por hacer solamente lo que a Dios agrada. Por ello el mundo, la humanidad, se pregunta una y otra vez; por qué si era el Hijo único de Dios, por qué dijo que sus hermanos eran aquellos que hacían la voluntad de su Padre, porque vine del Padre, porque estoy con el Padre y de Él vengo a ti humanidad bendita. No me he ido humanidad amada, muchos del mundo te preparas en espera de mi retorno, mas en verdad te he de decir, que así como dije, a mis seguidores, a mis discípulos, cuando estos preguntaron, Señor por qué dices que pronto te irás y Yo pude haber respondido me iré, pero pronto retornaré para estar entre ustedes hasta el final de los tiempos, pues bien tiempo ha en el que retorné, pero no para ser visto por el mundano, por el pecador, sino estoy con el que me busca dejando todo por el todo y ofreciéndome su sencillez, su honestidad, su humildad, su grande vocación de servicialidad, por ello en verdad mi presencia luz, es como aquel lucero brillante que ilumina todo el orbe de la tierra; así mi presencia luz, está de manifiesto, solo que hace falta en el hombre, en el humano, que aprenda a perdonar con el corazón, que aprenda a reconocer el gran abismo en el que se encuentra y a la vez la grande necesidad que tiene de salir de ese abismo para buscar la claridad, para buscar el camino hacia donde debe avanzar.
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Te diré una vez más, es necesario que el corazón del ser humano tendrá que estar en la debida preparación, deberá haber demostrado su lealtad, su pureza, ser un corazón auténtico, verdadero en el amor, en el amor a la enseñanza que Dios ha dado a conocer. No olvides humanidad bendita que La Ley de Dios, los lineamientos, o la justicia; es para aquel que se ha encontrado extraviado en el mundo, para aquel que se ha revelado, y que ha tomado un camino diferente al que le fue señalado, para éste es La Ley de mi Padre, son los mandamientos, porque a través del cumplimiento a los mismos, será como habrá de reconocer el sitio, la dirección, que ha llevado por mucho tiempo y que finalmente habrá que reconocer un nuevo camino; al iniciar el mismo se habrá de despojar de las cosas que ya no deben tener tanta importancia en su vida y que solo así será un nuevo corazón, será un nuevo espíritu, será un nuevo humano; sea el hombre o sea la mujer. Te habré de recalcar o aclarar, para aquellos que en algún momento duda llevas, dije hace tiempo; que había estado entre los hombres, entre los humanos, para dar verdadera interpretación a lo que no habían comprendido y que no había venido en contra de lo que ya estaba establecido; sino que venía a darle verdadera interpretación, dando a través de esa interpretación; amplitud, mayor oportunidad para la vida del ser humano, lo mismo para el hombre, que para la mujer. Espiritualmente y delante de mi Padre, no cuenta si es hombre o es mujer, lo que es bien visto delante de mi Padre; son tus verdaderas obras, es tu amor, tu arrepentimiento, tu gratitud, en cada día.
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Por ello en verdad te digo en este tiempo, que para todos tienes grande oportunidad de abandonar el camino, o sendas oscuras, por donde has transitado, ve humanidad bendita; en el mundo, en medio o ante momentos de placer, de grande regocijo, en unos instantes se empaña esa alegría, se empaña esa felicidad, y eres sorprendidos por la tristeza, por el dolor, por las vicisitudes; y te preguntas diciendo que si Dios, es un Padre de amor, por qué permite todas estas cosas y también dice el hombre, que es un Dios, que es un Padre injusto, un Padre cruel. Humanidad bendita tiempo es que reconozcas que la crueldad, que la dureza, la llevas tú, en el corazón, cada uno. La injusticia, la crueldad la ha generado una mente turbada, un corazón endurecido que se arrojó al abismo; y que en ese abismo de maldad, y que en ese abismo de venganza, de odio, es en donde se desenvuelve el ser humano, mas este proceder no está en el plan del Señor.
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Te diré a vosotros, humanidad acaso cuando tienes en tus brazos al recién nacido, alguno de tus hijos, pequeño, frágil, indefenso, acaso no hay en ti una esperanza en el futuro de que ese pequeño, esa nueva vida sea en verdad, el orgullo para ti, sea el brazo derecho, el brazo que te habrá de auxiliar en todo momento, que te habrá de apoyar y estará siempre de tu lado; y anhelas verlo crecer, ansias que el tiempo transcurra y que ese recién nacido, ya lo quisieras ver que sea mayor, no es acaso así el proceder en un padre de familia, en una madre, que siempre lleva la esperanza de que su hijo sea siempre obediente tomando el camino que ese padre le va mostrando para su propio beneficio, mas cuando el tiempo transcurre y aquellos, o aquel pequeño ha crecido, y se ha convertido en el hombre, o en el adulto, se ha revelado en tu contra y no lleva ese amor, esa obediencia, que previamente tú, depositaste con toda tu esperanza, con toda tu confianza, que ese nuevo ser; sería un ejemplo a seguir. Así de la misma manera Dios, mi Padre en su bondad, al ver crecer a cada uno de vosotros, el Padre te ve con amor, te ve con agrado, teniendo la esperanza de que al crecer reconozcas que hay un Padre; más allá de la materialidad, más allá de ese corazón, o de ese padre que cuidó, o que veló tus sueños en tu infancia; buscar a un Padre de amor, a un Padre de misericordia, pero no ha sido así humanidad bendita; por ello te digo, que así como tú, cuando tienes entre tus brazos a un recién nacido, tu no piensas que va ser un hombre, o un problema para ti; así en verdad la mirada del Padre, la bondad del Padre, está siempre de manifiesto para contigo esperando reconozcas el camino a seguir y no te desvíes, y no te hundas en el abismo, pero en la medida que el tiempo ha transcurrido muchos se han hundido en el abismo, alimentándose de la crueldad, alimentando odio, maldad, de una manera desmedida en su propio corazón,
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Pero algunos que aún has conservado en lo más profundo de tu corazón esa idea, ese sentir, ese respeto, hacia un ser Supremo que lo puede todo y que lo da todo, a ti vengo para tomarte de la mano y decirte, si has tropezado levántate y dame la mano y sigue fielmente, sigue mi huella; que es mi enseñanza que derramo y que te entrego cada día, por diversas formas, por diversos medios; por qué se pregunta el hombre incrédulo diciendo, no puede ser que la presencia del Hijo de Dios; se manifieste por medio del entendimiento, de la mente del hombre, muchos dices que estas son mentes turbadas, y Yo te habré de aclarar, para ello te he pedido te mantengas alerta, para ello te he pedido limpieza de pensamiento, de palabra y obra. Y qué habrás de pedir a mi Padre que no te conceda, el amor es tan grande de mi Padre para contigo, cuántas veces has anhelado que Dios te responda; cuántas veces te has sentido solos, te has sentido tristes, desamparados; porque el mundo entero se ha vuelto en tu contra, porque los propios tuyos también han dudado de ti, no han confiado, no están contigo; te han abandonado, o te han dado la espalda, rechazándote y te has sentido solos, y te has sentido tristes, y en tu soledad con el corazón en la mano, te has dirigido a mi Padre, te has dirigido al Hijo que soy Yo mismo diciendo; Señor por qué no me escuchas, quiero escuchar tu voz; quiero sentirte presente, quiero recostar mi cabeza sobre tu hombro, quiero que extiendas tus brazos y que me demuestres que estás conmigo y que me has escuchado, acaso no lo has anhelado corazones bien amados, acaso no lo has pensado, acaso no has vivido con la esperanza de que Dios, mi Padre te responda y te consuele; pues bien en verdad, ve el amor omniabarcante de mi Padre; que te responde a través del Hijo que soy Yo mismo.
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Te recalco una vez más, que así como en el ayer dije, que volvería pronto para estar entre ustedes y habría de permanecer hasta el final de los tiempos, estoy siempre entre vosotros; pero eres tú, el que no me reconoce, eres tú, porque permaneces manteniendo tu ceguera espiritual, porque tú, sigues las tradiciones y costumbres del mundo, porque tú, confías mayormente en el ser humano, y pierdes la confianza, por un instante me aclamas, me pides, me hablas, mas en verdad, Yo te aclaro en este día; no quiero que me hables por tu boca, quiero que me hable tu corazón, por ello no habéis sentido la respuesta, por ello me dices una y otra vez; Señor por qué no me oyes, por qué no me atiendes, por qué no me respondes a la súplica que te hago; porque no lo has pedido con el corazón, porque solamente han sido tus labios, solamente tu pensamiento, de una manera fugaz, al instante que te diriges a mi; nuevamente retornas a la materialidad, y no estas en la disposición de recibir de Mi, la respuesta, no te habré de hablar al oído; sino te responderé por medio de las obras, te responderé depositando en tu corazón mi paz, mi amor y mi bondad. Cuando tú, después de haber pedido de una manera elevada, de una manera consciente, de una manera respetuosa; entonces en verdad, estarás aprendiendo amar plenamente a tu prójimo, como a tu propia vida; quién de vosotros amará tanto al hijo ajeno que no sea propio, ninguno de vosotros, porque no tenéis aún la capacidad de amar plenamente; por ello aún tu corazón endurecido se encuentra, aún tu mente, te traiciona porque por un instante dices llevar la obediencia, o el cumplimiento a mi enseñanza, pero sigues los impulsos de tus pasos y de tu corazón, cuando tu corazón no ha sido purificado a través de un verdadero arrepentimiento, un verdadero análisis.
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Mas también te habré de recalcar, que te mantengas alertas, no vaya ser que seas sorprendidos, por ello te he dicho: A los integrantes de las casas de oración, en quienes mi Padre dio la promesa de que su Divino Hijo; se manifestaría cuantas veces el ser humano estuviera en condiciones para poder recibir, para aquellos; quienes eres reconocidos, o conocidos por la humanidad como espiritualistas, a vosotros te digo: Mantente alerta, cuida, ora constantemente, pero cuida que tu oración sea de lo más profundo de tu corazón, que sea con la mayor sinceridad, con la mayor sencillez; que sea con una grande verdad, no encubras tus plegarias, tu súplica, porque, qué puedes ocultar ante mi Padre. Mi Padre conoce lo que brota de tu corazón, el sentimiento mas profundo que hay en ti; Él lo conoce; por ello si te digo ora siempre, es decir; cuida que tu oración venga de lo más profundo, pero de un corazón elevado; y cómo habrás de elevar tu corazón te preguntas, con tu buen actuar.
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Muchos piensas que solo entregando dádivas a lo necesitados, serás o tendrás un corazón ennoblecido, pues bien si hay nobleza en un corazón así, mas en verdad, para ser dignos delante de Dios, necesita tu corazón mayor pureza, mayor elevación, que es por medio de reconocer que desviaste tu vida, que la vida previamente que has llevado, ha sido de una manera equivocada, de una manera no grata, pero estás en el momento y en le disposición de reconocer, bienaventurado seas, si así lo sientes, si así lo has reconocido, si estás en la disposición de avanzar, avanza en verdad, pero no olvides que debes de mantenerte siempre en oración y reconociendo que tus hermanos, o tu hermano es aquel que se esfuerza por hacer lo que a Dios le agrada. No puedes compartir tu tiempo, tu espacio, con aquel que descuida, que se revela en contra de la voluntad del Padre; porque es tiempo de que seáis puestos a prueba y es tiempo en el que ¡ay de ti! Yo te exhorto en este instante mantente alerta, pon en claro si estás en la capacidad, en la debida preparación, si has crecido espiritualmente sabrás reconocer cuando el usurpador se manifiesta, y para entonces tú, debes de estar alerta y descubrir, y apartar y renunciar; porque así como es bien sabido para ti, no todo aquel que te habla en mi nombre es grato delante de mi Padre, no todo aquel que te habla de una manera que llame tu atención, que despierte interés en ti, o curiosidad, no todo aquel que te habla así, es hablando en mi nombre, porque así como te he dicho; que el árbol por sus frutos será reconocido, así todo aquel que diga que Yo le respondo, que Yo lo ordeno, en verdad te digo: Se astuto, actúa con sabiduría y reconoce que por sus hechos habrás de reconocerlo, para que no seas sorprendido.
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Pero también te recalco, que es el tiempo de la revelación, qué es una revelación, la manifestación de mi palabra a través de la mente humana, que previamente haya demostrado humildad, lealtad, espiritualidad; porque así como en aquel tiempo en el que caminando entre la humanidad pude haber escogido, entresacado a los primeros hombres que me seguirían, que llevarían mi enseñanza, que seguirían mis pasos, así como seleccioné de acuerdo al mandato de mi Padre, de acuerdo a los señalamientos de mi Padre; a las indicaciones; así fui entresacando a unos cuantos de entre una multitud. Así en este tiempo, de un puñado de corazones, vengo entresacando aquellos que serán los primeros en seguirme, es decir; que serán los primeros en conocer en mayor grado mi enseñanza, reconocerme, a quienes les habré de responder a través de las obras; por ello no hay por qué sorprenderse. Pero sí, debes estar alertas; te he hecho la encomienda de ser guardianes de los designios de mi Padre, es decir; todo conocimiento venido de mi Padre hacia la humanidad en la tierra, entre los humanos, habrás los que resguardes mi enseñanza, y la entregarás de una manera gradual, no puedes actuar como el hombre ciego, como el hombre necio, de arrojar a diestra y siniestra mi palabra, porque para muchos servirá para mofarse de mi palabra; para ofender gravemente a mi Padre. Por ello te he dicho: Se sensibles espiritualmente, se conscientes, y pon toda tu atención para que sepas en qué momento, a quién debes dar mi palabra; y ante quién simplemente conservarás mi palabra.
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Muchos de la humanidad por el solo afán de hablar en mi nombre, de llevar luz, a las mentes que en oscuridad se han encontrado por tanto tiempo, entregan a diestra y siniestra, pero tú, sabes bien como lo dije en el ayer: El que tenga ojos vea, el que tenga oídos entienda. Porque lo mismo que tú, que me escuchas, muchos me estás escuchando en este momento; pero poco estás comprendiendo; y muchos, pasado unos momentos, o un tiempo pequeño, me darás la espalda, habrás olvidado, habrás renunciado, simplemente habrás desechado de ti esta enseñanza, que en este instante estoy vertiendo en ti, en tu corazón. Por ello no todo aquel que dice seguirme, no todo aquel que dice servirme, me está sirviendo dignamente, para ello prepárate, por ello te he dicho: Que es tiempo de unificación, de verdadera hermandad, con los que aman mi enseñanza.
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El verdadero espiritualista, el verdadero siervo del Señor; nada tiene que ver con el que no se esfuerza por hacer la voluntad de mi Padre, te preguntas por instantes por qué esta palabra, si mi palabra te habla del amor, de fraternidad y de unificación, si cierto es, también en mi palabra te he dicho: Que lleves la buena nueva, que difundas mi enseñanza a lo largo y a lo ancho, del planeta y por instantes dirás que hay contradicción en mi palabra y Yo te respondo en verdad, en todo el orbe de la tierra a lo largo, a lo ancho del planeta, en tus propias áreas de trabajo, en tus propios hogares, hay quién está en la disposición de recibir mi palabra y hay quien está para rechazar, aquel que rechace mi palabra, si has hablado, por primera, por segunda o por tercera vez; deja la causa a mi Padre; abandona ese sitio, sacude tus vestiduras y sigue tu camino, te preguntas por qué está palabra y Yo te habré de responder, porque aquel necio, no te podrá entender, te he dicho en mi enseñanza: No esperes cosechar higos o manzanas, del espino porque no podrá ser. Así lo mismo ocurre en la vida del hombre, no todo aquel, que le hables, que le entregues mi palabra, tiene corazón para amar mi enseñanza, por ello te digo: Entrega, pero antes de entregar se astuto, dirígete a mi Padre, dirígete, acércate a mí espiritualmente, por medio de tu oración, de la manera de cómo te debes comunicar conmigo es por medio de tu oración profunda, sincera, en el fondo de tu corazón y esa comunicación, o ese acercamiento a Mi; te dará respuesta, te impulsará a entregar mi palabra, entrega en el afligido, entrega a aquel que previamente hayas preparado su corazón, habiendo orado por él; entonces habla en mi nombre, no vaya ser que hables a diestra y siniestra, donde los labios, o la lengua contaminada, pronuncie el nombre de mi Padre, o mi nombre y esto sirva de burla, para Él; porque entonces no estarás actuando de una manera consciente, para ello tienes dones, tienes la sensibilidad, y para ello eres convocado a despertar esos dones del espíritu, por los cuales habrás de actuar y entonces sabrás en el momento justo, en el lugar y en la forma, en la que debes compartir mi palabra,
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Mantente siempre alerta, siempre en oración, alégrate porque son tiempos de prueba, porque solo así reconocerás por ti mismo cada uno, tu lealtad, tu gran capacidad, para amar mi enseñanza, para permanecer firme. Todo aquel que se acerca al conocimiento de mi palabra, son como la hojas del árbol que cuando el viento arrecia, las hojas marchitas, o débiles, caen y son llevadas por el viento de un lado a otro, así ocurre justamente en la vida de la humanidad; cuando dices amar mi enseñanza, cuando dices interesarte por mi palabra, por mi enseñanza, mas pasado un tiempo, cuando estás, o eres puestos a prueba renuncias y te conviertes en el incrédulo y dices; esto no puede ser y no puede venir de Dios, te apartas, porque de acuerdo a tus propios juicios, las cosas que por ahora no alcanzas a comprender dentro de mi enseñanza, dentro de los lineamientos de mi Padre; las cosas que por ahora no alcanzas a comprender, no las puedes aceptar, porque eres impaciente, porque eres inmaduros, porque tu fe es tan frágil, tan pequeña, por ello te exhorto por medio de mi palabra, no quieras comprender en un solo momento toda la lección que entrego, bienaventurado es aquel que así lo va comprendiendo. Mas te recuerdo, que no es suficiente con haber comprendido; sino ahora hace falta llevarlo a la práctica, darle el cumplimiento, es ahí donde te revelas, es ahí donde surge la grande duda, la grande inconformidad departe tuya, mas no de mi palabra, por ello te he dicho: Se perseverante.
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Bienaventurado, bienvenido todo aquel; que con grande regocijo viene en busca de escuchar una palabra que te de fortaleza, que te de consuelo, que te devuelva la paz, que el mundo te ha arrebatado, por qué el mundo te ha arrebatado esa paz, esa estabilidad; porque son tantas cosas que te ofrece el mundo, grandes y múltiples son tus compromisos, que te retienen en el mundo y por tal razón también, te han arrebatado la paz, la tranquilidad, y muchas veces te has encontrado desorientados en tu camino, en tu vida misma. Te recalco una vez más, te has encontrado solos, aparentemente estás a la deriva y no sabes a donde dirigir tus pasos, Yo te respondo en este instante ¿te has mantenido firme en mi enseñanza, has llevado el cumplimiento, has tenido la paciencia, la capacidad de orar? Y cuando hayas orado plenamente; entonces Dios se encargara de poner los medios y entregarte de una manera gradual, es decir; paso a paso, en pequeña porción, la solución a tus necesidades, a tus problemas, a todo lo que acontece en tu diario vivir, pero se paciente, pero ten confianza.
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Cuánto tiempo ya viviste sin trabajo, cuánto tiempo ya estuviste enfermo, cuánto tiempo ya has padecido, cuánto tiempo has tenido que sufrir, ahora el tiempo que aún te corresponda soportar un poco más esa forma de vida, de la que no deseas, de la que no quieres, en verdad Yo os he de decir: Continúa fortaleciendo tu confianza, fortaleciendo tu fe, depositando tu esperanza; pero ponte a trabajar material y espiritualmente, poniendo tu fe y tu confianza en mi Padre, porque por un instante, te diriges a mi Padre implorando la ayuda, suplicando, pero en otro momento, te revelas y dices; que no te ha escuchado, que no te concede; que no puedes mas continuar así, pero si ya has llevado un tiempo, un camino recorrido de esa manera, Yo te diré humanidad bendita, mentes, corazones bienamados, vale la pena esperar aún más; porque pasado ese tiempo vendrá la renovación en tu forma de vida, pero en ti está, porque cuántas veces reniegas de la vida, reniegas de los demás, envidias al que tiene un poco más que tú, te vuelves en contra de los demás, en contra de los tuyos, en contra de todo lo que te rodea, y revistes tu corazón de odio, de resentimiento; de envidia, y en un momento diriges tu pensamiento a Mi, me buscas, me pides; pero no te has dado cuenta que has echado mayor peso a tu carga, por ello te digo: En ti está el progreso espiritual y material. Cuánto amas la vida, cuánto amas mi enseñanza, cuánto dices amar a Dios, y si Dios hubiera decidido para ti una forma de vida así; por esa razón te revelarás en contra de mi Padre; no lo debes hacer.
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Y te habré de decir una vez más, en el plan y propósito de mi Padre; no está el que vivas llenos de angustia, llenos de penalidades, tal vez por el momento es el medio, el motivo, por el que habrás de reflexionar, por el que habrás de reconocer, que el camino, la dirección que llevabas no era la correcta y que ahora estás a tiempo de reflexionar, de enmendar tus errores, equivocaciones, y buscar el camino que te ha sido señalado, hacia donde debes avanzar. Por ello en este instante corazones bienamados por medio de mi palabra te estoy respondiendo a cada uno, dándote el por qué de las vicisitudes por las que vas atravesando; pero que no habrán de ser permanentes, no habrán de permanecer en ti, humanidad bendita. En ti está el cambio que debes realizar, cuando tú, busques las riquezas de tu espíritu, cuando tú, busques la felicidad espiritual, no sentirás la necesidad tan grande de las cosas materiales, y paso a paso; por tu crecimiento, por tu desenvolvimiento, desarrollo espiritual; será como habrás de ir obteniendo los beneficios en el aspecto, en tu vida material. Por ello te pido no seas en el renegar, mantén la esperanza firme de esperar cada día, de valorar y reconocer cada día, una oportunidad en tu vida para ser mejor, y al ser mejor contigo mismo y con los demás; estarás siendo grato delante de Dios; mi Padre y entonces; la gracia de Él, la podrás sentir, la podrás palpar; espero pueblo amado haya quedado claro en ti, el contenido de mi mensaje que en este instante he venido a verter en ti,
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En este instante Yo te digo: Pueblo amado ven a mi presencia, aguas que te encuentras represadas en esta y en diversas vasijas, en esta vasija deposítese la gracia del Dios único y verdadero, Dador de la vida, a través del Hijo, la luz, y la gracia del Espíritu Santo; se derrame y deposite, en estas aguas, se conviertan en la caricia del Dios Viviente; que de una manera simbólica se vierte en cada corazón, en cada espíritu, en este instante; retirando de ti, pueblo amado, los sinsabores de la vida, retirando los conflictos, en tu diario vivir, las penalidades, las angustias, y todo de lo se ha revestido tu corazón, y tu espíritu, ya que débil puedo encontrar tu espíritu, marchito tu corazón, y que por instantes cruzas tus manos, aprisionas tus manos, y elevas un pensamiento a mi Padre; y dices, Señor qué voy hacer el día de hoy, si no tengo cómo cubrir las necesidades de mi hogar, de mi familia; Y Yo te digo: Bienaventurado sois, aquel que no tiene para el alimento, que no tiene cómo cubrir sus necesidades, porque solo así eleva su pensamiento a Dios, porque el humano, cuando lo tiene todo, se revela, se siente grande, y se siente poderoso, y estas obras lo alejan de la mirada de Dios, por ello con esta palabra no significa que debas de permanecer atados a la pobreza, no; simplemente te recalco que son los momentos que te hacen reflexionar, y pensar y buscar; más allá de lo material, bienaventurados sois, mas en este instante he de retirar de ti, y si en algún momento los demás de le humanidad, tu prójimo como te he dicho: Te hiere, te ofende, te juzga, te critica, deja la causa a Dios, Yo te doy fortaleza para soportar, para resistir. Así también retiro de ti, las vestiduras de sufrimiento, de tristeza, para depositar en tu corazón paz, para depositar alegría en tu espíritu, y corazón.
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Así como dice el hombre en el mundo, que después de la tempestad vendrá la calma; así te digo Yo en este instante; que después del sufrir vendrá la alegría. Por ello no pierdas la fe, y la confianza en Dios, mi Padre; qué es lo que pides una fuente de trabajo para ti, para los tuyos, quieres protección para los tuyos, para ti; lo tendrás por medio, y a través de tu fe, de tu confianza y de tu oración; llevad, llevad así en este instante; la fortaleza y la protección, y te digo: Vela y ora, una vez más te digo: Por tu propia vida y por la vida de los tuyos, es decir; mantente en oración, para que alejes la oscuridad que te acecha a cada momento, lleva la paz, lleva la firme confianza de que pronto, y muy pronto tendrás y sentirás la respuesta de mi Padre Celestial, conforme haya sido tu fe, y tu confianza, con que pidas a mi Padre así Él, te dará, lleva para los tuyos salud, lleva protección, lleva así en este instante, ve y en verdad te digo: Que Yo, he de bendecir la moneda y llegará a tus manos para cubrir tus necesidades de mayor prioridad, lleva. Si alguno queréis dirigir tu palabra, Yo te escucho porque ha complacer he venido en este instante. [Habla un hermano], bendito seas corazón bienamado, bendito aquel corazón que en arrepentimiento, pero como os he dicho; si tuvieras todos por igual salud, abundancia, la presencia de los tuyos. No tendrías tiempo para buscar mi palabra, bendito seas cada uno y tú, a ti, te entrego fortaleza, hago la restauración en tu cuerpo, la salud y lo que tanto anhelas, y pides; no te doy fecha, solo te digo: Tú, verás la respuesta porque esta es mi voluntad, tomad vuestros lugares.
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Integrantes de la casa de oración hacerte presente, Yo os derramo en cada uno, no necesitas pedirme lo que te hace falta, porque te he dicho por medio de mi palabra; que en la medida de tu cumplimiento a la encomienda que se te hizo previamente, es en la medida justa que tienes que recibir; mas en este momento abre tus labios y dime ahora lo que por tu pensamiento ha pasado si es así, si no lo es, Yo te entrego fortaleza, dejad en verdad, cuanto tenéis, el deseo viene de lo más profundo de tu corazón, tus labios no pueden callar, mas en este momento te entrego, Yo os habré de decir, en este instante toma vuestro lugar.
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Pequeña que te he indicado en algún momento que serás entregando mi palabra, Yo os digo acércate a mi presencia, aquellos que estás; Yo os he de preguntar, guardiana de la casa de oración, pedro de oración, pequeño amado, tú; que en este instante entregaste la oración, a mi Padre, acércate a mi presencia, pedro orador que por tu mente se manifiesta mi palabra acércate a mi. Hijos benditos en este instante retiro el cansancio que han contraído, retiro de tus mentes y corazones lo que en algún momento los ha sorprendido como duda, como temor, Yo retiro en este momento, y Yo os he de preguntar en este día ¿tenéis deseo de servir en la casa de mi Padre? Yo quiero vuestra respuesta a la encomienda que Yo os habré de hacer en este día, pequeños, pequeños, ustedes, como pude haber dicho en mi palabra, son los primeros que me conocerán de cerca, poned vuestras manos, ¿todos han depositado ya sus manos? retiro en este instante lo que del mundo pudieron haber tomado o recibido entre sus manos, las limpio, las preparo en este día primero; depositando, rectificando, bálsamo de curación, deposito la potestad, en vuestras manos para entregar a vuestros hermanos, doy la potestad, para que des el auxilio a vuestros hermanos, será por medio de vuestra oración, por ello te dije: Que serán los primeros en conocerme de cerca, muy de cerca, si están presentes algunos de tus hermanos que son facultad de cátedra o de curación, y deseen acercarse, que se acerquen, que Yo os habré de unir; preparando en la forma que puedan acercar o unir vuestras manos, si uno más, o algunos más, uno estas manos, las santifico en el nombre de mi Padre; ponerte de pie si así lo deseas, si no estás cómodamente ponerte de pie, y quiero ver en la forma que puedan estar, si no están unidas las manos, será suficiente con que las pongan extendidas. Estas manos a las que consagro y preparo, santificando estas manos; para que sean auxiliando a vuestros hermanos en la curación, por medio de la oración, no tengan temor alguno que Yo estaré con vosotros.
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Tiempo atrás os anuncié: De grandes cambios, y de despertar, y de crecimiento; dentro de la iglesia. Hoy preparo: Entregarán con grande fe, con grande confianza, elevando su corazón y espíritu, por medio de su oración, y Yo estaré para guiar vuestras manos y entregarán sanación a sus hermanos; si algunos de sus hermanos no tengan fe, o confianza, dejadme la causa. Ustedes entregarán en el momento paso a paso, conforme sea la necesidad, el momento, Yo os bendigo. Recordad que santifico una vez más, te digo: Por segunda vez, y por tercera vez, santifico estas manos, que serán el conducto de mi gracia divina, por las que este pueblo recibirá sanidad, recibirá consejo, orientación, apoyo, y unidos estaréis como un solo cuerpo; porque esta es mi voluntad. Te acaricio pequeños a cada uno, ni uno es más ni el otro es menos en la casa de mi Padre, todos sois como uno solo. Dejo mi potestad, dejo mi luz, dejo lo que es menester, para entregar a vuestros hermanos porque esa es mi voluntad. El momento es de entregar y compartir, lo que han recibido de Mi. No os preocupéis vosotros por vuestra salud, por vuestro ánimo, por vuestras necesidades, Yo os habré de entregar en la medida. Tomad y llevad mi bendición, llevad mi potestad, llevad la autorización mía de entregar sanidad, auxiliando a vuestros hermanos, esa ha sido mi voluntad, en estas manos, por medio de estas manos, será limpiándose la moneda en las manos de vuestros hermanos, para que sea rindiendo, serán recibiendo lo que vengan a solicitar conforme a su fe y a su confianza, ir unidos con mi bendición, guardad en este momento en vuestro pecho: Lo que he depositado, has llevado mi potestad y no pongáis duda porque esta es mi voluntad.
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Así a cada uno entrego fortaleza, mi ayuda será con cada uno, ni uno es más ni el otro es menos, los pequeños o pequeñas, que en pequeña edad entregan su primicia de servicialidad en la casa de mi Padre, bendito sois, pequeñas Yo os entrego mi caricia, soy El Maestro de maestros, soy el Consejero, cuando tengáis temores, dudas, acercarte a Mi, por tu oración y estaré para orientarte, aconsejarte y conducirte, porque esta es mi voluntad. Yo os recibo, representantas de estas pequeñas, que junto y en unificación de ellas, pequeños corazones por qué gimes, estoy aquí contigo, sois gratos al oído de mi Padre, sois gratos al oído del Hijo; hacedlo con esmero, hacedlo con amor, alabanza y gloria a mi Padre por siempre, Yo os derramo en este momento mi caricia, simbólicamente derramada a través de estas aguas, pero que mi caricia toque tu corazón de cada uno, toque tu rostro, tu mejilla, te acaricio a cada uno, te estrecho a cada uno, en mis brazos y te digo; pequeños benditos sois, retiro lo que del mundo y en el mundo os acecha, Yo retiro en este instante; depositando en cada uno mi caricia, que cual manto protector sea para cada uno, doy sabiduría, preparo aún vuestras dulces voces, vuestro corazón tierno. Así madres de esta niñez, de estos pequeños, os acaricio, doy fortaleza, doy sabiduría, y doy paciencia, para comprender y guiar debidamente a estos pequeños, porque esa es mi voluntad. Llevad todos por igual mi caricia, mi bendición, y mi protección quedará permanente en cada uno; porque esta es mi voluntad, bendito sois, Así en este instante en el agua que has traído cada uno, Yo deposito la luz, convierto en aguas preparadas, bendecidas, con las que habrás de retirar de las puertas de tu hogar y de su interior, en el interior de tu hogar, para que reine la paz y sea la señal depositada en las puertas de tus hogares para que la maldad y la oscuridad, no se intercalen, por que esta es mi voluntad.
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Derramo preparando las aguas, ceras, lo que hagas presente con grande fe, bendigo una vez más vuestra moneda, para que esta sea limpia de la maldad, de la contaminación de los seres humanos, para que esta sea rindiendo para cubrir tus necesidades, toma y lleva mi luz, mi amparo y mi protección te dejo a todos por igual, dejo mi paz, dejo mi luz, en tus caminos; dejo mi amparo y protección. Y te digo: A cada uno os derramo de mi espíritu, el amor, el amor de Jesús se vierta en ti, cual suave caricia a través del mismo viento y en tus caminos; llevad tu fe, tu confianza, se bendecidos en el nombre de mi Padre, por medio de Mi, que soy el Hijo, la gracia del Espíritu Santo, se deposite y te digo: Pueblo mío, hasta nuevo día.
CJ01122008GVS