Cátedra del 9 de mayo de 2010
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Bienvenido todo aquel que en torno a mi palabra se reúne, bienvenido todo aquel que con arrepentimiento, que con grande gozo, ha dirigido sus pasos para reunirse con el que ha sido envidado delante de ti, como el Hijo del Dios Viviente, Jesús de Nazaret. Te doy la bienvenida a cada uno, y te digo: Apacienta en este momento de tu cuerpo, mas eleva tu espíritu, eleva tu corazón, deja por un momento fuera de ti, tus pesares, tus penalidades, tus congojas, como también la inconformidad, que muchas veces vas mostrando ante la vida, duda que muchas veces, es la que va creciendo en tus corazones.
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Mi presencia espiritual está delante de ti, como Jesús de Nazaret, como el Hijo de Dios; quien te dice: Corazón bendito tú que vienes a nombre de la humanidad, muestra tu arrepentimiento al Dador de la vida. Confía plenamente cada uno de los pensamientos, cada una de las ideas que han llegado a tu mente, cada uno de los sentimientos que han llegado a tu corazón, confía en mi, porque te diré una vez más: Quien confía en mi, confiando en mi Padre ha de ser; quien me busca, buscando a mi Padre es también. Porque te he dicho: Que en su nombre vengo hacia la humanidad, a tocar tus corazones, a dirigir mi palabra en lo más alto de la conciencia del hombre y en el más humilde de los corazones, manifestando soy mi palabra para decirte hijo amado: Detén tus pasos por el sendero que transitas, permíteme mostrarte el camino único, permíteme mostrarte la dirección única, que te habrá de conducir al Reino de mi Padre. Así, como en este plano, en este mundo, este reino de la humanidad lo domina la oscuridad, así, Yo te convoco a cada uno a salir de este mundo de tiniebla. Te preguntas una y otra vez humanidad amada por qué Dios permite la injusticia que padecen algunos y dices; que siendo Dios tan poderoso, por qué lo permite y Yo te digo en este momento: Date cuenta el por qué de las vicisitudes a tu alrededor, el por qué de todo lo que vas presenciando, date cuenta que la tiniebla, que la maldad, que la tentación, es la que gobierna, es la que ha hecho su reino en este mundo, en el cual permaneces tú y del cual no quieres salir y del cual vengo a convocarte a salir, vengo ayudarte a salir de ese mundo de oscuridad para conducirte y mostrarte el Reino de mi Padre, el Reino de los Cielos, que es un estado superior de espiritualidad, de lealtad a los designios de Dios, de obediencia plena y de cumplimiento.
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En el Reino de los Cielos, en el Reino de mi Padre, todo es armonía, donde se muestra la bondad, donde el hombre podría respirar la paz, la fraternidad, y sentir la bondad derramada de Dios para contigo; pero a ese Reino de mi Padre no quieres buscar, no quieres pertenecer, porque son tan fuertes los lazos del mundo que te retienen, mostrando aspectos, consecuencias distintas, múltiples, por las cuales y en las cuales entras tú en la justificación, donde dice el ser humano; tengo un compromiso superior, tengo una necesidad mayor, mas en verdad ¿acaso el hombre ha comprendido el verdadero propósito y el valor, que tiene la palabra de Dios y el buscar a Dios, y el acercarse a Él? No lo ha comprendido; por ello te digo humanidad bendita: Que cada uno así, se va justificando, uno porque está enfermo, el otro porque tiene que cumplir con sus compromisos del mundo y el otro simplemente ha quedado a mitad del camino, y te vas conformando, y te vas acostumbrando a vivir así, humanidad bendita, corazones bienamados, tú que vienes a escuchar mi palabra, tú que vienes con el afán, de ser gratos delante de Dios, de superar o vencer las adversidades de la vida, del mundo, por distintas causas, estás aquí y vienes por distintas direcciones cada uno. Mas Yo te digo: Que el centro de reunión, el motivo de reunión, siempre será Dios, mi Padre.
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Y por ello te exhorto a ser presurosos, a ser cada vez mas conscientes; qué es lo que espera Dios de ti y qué es lo que tú debes realizar, para que ese propósito se cumpla en ti; una y otra vez he derramado mi palabra de diversas formas y te he dicho: Hijos amados no te acostumbres a vivir así, que solo cuando el dolor o la angustia o cuando hay una necesidad, acudes a mi Padre, Yo te digo: Busca siempre confiar en Dios, mi Padre, busca siempre vivir en la Luz, vivir en la claridad, esfuérzate por salir de la tiniebla, ¡mira tus hogares se encuentran invadidos por la materialidad! Los propios tuyos se interponen en tu camino y son la piedra que te hace tropezar, y son lo que te impide salir, salir avante o sobresalir, de esa oscuridad que envuelve a la humanidad.
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¡Mira la humanidad dormita tranquilamente o perdidamente, los otros en grandes diversiones, placeres, emociones vanas, con las que se va alimentando el ser humano! De la cual te invita a probar, de la cual comparte contigo, y tú, te sientes atraídos y tú, te sientes estimulados por un momento por ese gozo vano, por esa distracción, por esa diversión, y ¿qué está detrás de todo esto? El que gobierna este mundo. Mi palabra que es fuente de vida, que es Luz eterna, que no se puede apagar, viene a iluminar tu vida, a darte la mano espiritualmente, a través del contenido de mi palabra, te extiendo mi mano para ayudarte a salir de ese mundo de tiniebla que tanto te retiene, que tanto te doblega, que te impide salir de ese mundo y dice el hombre; que él ha venido a este mundo a disfrutar, el hombre o la mujer, el joven o el niño, que ha venido a disfrutar en este mundo, de los placeres que el mismo le ofrece y que es lo único, que es lo único, lo que se habrá de llevar de este mundo y lo que habrá de gozar, pero Yo te he de aclarar humanidad bendita: Todo esto que el mundo te ofrece es una vana ilusión.
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Te recuerdo hijos bienamados que desde el principio Dios bendijo al hombre y le permitió poblar la tierra, y le permitió tener hijos, los cuales serían dando adoración, obediencia, cumplimiento a sus mandamientos, para habitar en el Reino mismo de Dios, en el Reino de paz, en el Reino de fraternidad, de armonía, del cual la rebelión del ser humano ha rechazado, ha renunciado, a ese plan divino de Dios y por momentos dices tú, hijos bienamados, por qué pudo ser tan débil, por qué pudo ser tan cruel, por qué pudo más la tentación, por qué no fue fuerte aquel hombre, para mantener firme con obediencia, el cumplimiento, a los designios, mandamientos de Dios; y dices; si yo estuviera en ese sitio en ese momento yo sería firme, y Yo te respondo: Que no lo has comprendido porque en este instante, en este tiempo, ocurre lo mismo en cada uno; eres débiles de fe, a través de mi palabra te he llamado, te he convocado, pero sois tan frágiles que te llama y te gobierna el mundo, a cada instante en los cuales en que mi palabra se ha derramado en ti, te he dicho: Saborea o permite que tu espíritu y tu corazón, saboreen el dulzor de mi palabra y si te has identificado con mi palabra, si la has sentido, si mi palabra te dice algo, si mi palabra ha venido a mover tu conciencia y tu corazón, entonces; por qué no compartes con los tuyos, por qué no compartes con los demás, por qué no das a conocer mi palabra a todo aquel que dices que amas; llámese tu hijo, tu padre o tu madre, tu hermano, dices que amas tanto o que te preocupas tanto por tus hijos, que te preocupas tanto por tus hermanos, por tus amigos, por qué entonces; si los amas, por qué no compartes mi palabra, por qué no los sacas de la oscuridad, por qué no los rescatas, por qué no los convocas, por qué no los invitas hacia la luz, por qué no los invitas, convocándolos a crecer espiritualmente al amparo de la palabra de Dios, porque es lo que tiene verdadero sentido, lo que trasciende más allá en la vida del ser humano.
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Todo lo que existe en el mundo es una ilusión pasajera, son compromisos que te retienen por el momento y que pasado ese compromiso vendrá otro y siempre será igual. Mas en verdad la palabra de Dios, te va convocando a ser libre, a crecer con sabiduría, a crecer de una manera consciente reconociendo, que no estas solos en este mundo y que no es obra de la casualidad que estés habitando este mundo, es porque tienes una encomienda la cual te da la oportunidad de heredar la gloria de Dios, es decir; a través del cumplimiento de esa encomienda que se te da y que se te hace cada día, al haberla cumplido, la misma, te da la oportunidad para conocer en un plano espiritual alcanzar la libertad, porque cuando tú, humanidad amada hayas comprendido el propósito de mi palabra, cuando tú hayas saboreado verdaderamente la dulzura de mi palabra, cuando despierte el interés muy dentro de ti por mi enseñanza entonces; nada del mundo tendrá importancia para ti, entonces; nada del mundo será tan atractivo, será tan llamativo como lo será mi palabra, no encontrarás nada que se compare a mi palabra, porque sabrás que nada, ni nadie, te dará lo que mi palabra viene a dejar en ti, para ello te convoco día a día, deja ya el mundo en el que has habitado por tanto tiempo, toma la vestidura de humildad y sígueme; ¿acaso no te has cansado de sufrir en el mundo, acaso no has llorado, acaso no has padecido la incomprensión, la traición, la injusticia, la calumnia? Y cuántas veces de los propios tuyos, de quien consideraste o de quien elegiste para esposa y compañera o para esposo y compañero, o un amigo o un hermano, cuántas veces habéis sido traicionado por estos seres, por estos corazones, que tú elegiste habiendo confiado plenamente, acaso no se ha sentido tu corazón herido, estremecido, y no puedes comprender el por qué de la crueldad del ser humano y de la dureza. De una y de otra forma, todos has saboreado ese trago amargo en la vida, y en verdad te digo: ¿Acaso no te has cansado de todas esas cosas?
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Yo te he convocado día a día, deja fuera de ti todo lo que ha herido tu corazón, todo lo que te ha hecho pecar, todo lo que te ha hecho odiar, todo lo que te ha hecho renegar, todo lo que ha venido alterar tu paciencia, tu bondad, todo déjalo fuera de ti y toma las vestiduras de humildad y sígueme; porque en verdad Yo os digo: Que en el mundo tu transitar por él, hay momentos de gozo y hay momentos de dolor, pero ambas cosas son sin valor. Mas en el camino que Yo te muestro encontrarás gozo y éste será imperecedero, éste vivirá en ti y crecerá cada vez más, y si en mi camino encuentras sufrimiento porque son las pruebas que el mundo pone y coloca a tu paso, mas teniendo la plena confianza que Yo te brindaré la mano para salir avante y ese sufrimiento tendrá una consecuencia, tendrá una recompensa y la recompensa será tan abundante que nada será comparado con el dolor o sufrimiento, que hubieses encontrado en mi camino, ve, ve la diferencia hijos amados, pueblo bendito, ve la diferencia, el valor que tiene en tu vida el sufrir llevando mi enseñanza, que el sufrimiento vivido fuera de mi enseñanza. Por ello te he convocado a que seas tú, el iniciador o el colaborador, para establecer un reino de paz, un reino de justicia en esta tierra, en este mundo, y me dices Señor; esto es imposible cómo puede haber un mundo de justicia, acaso no te das cuenta Señor, todo lo que en el mundo se va manifestando y Yo te respondo: Corazones de poca fe, dudas, porque tu fe es tan pequeña, tan frágil, dudas porque la pereza es tan grande que va contigo y te has acostumbrado a vivir en un mundo de violencia, de desarmonía, de traición, de injusticia, de crueldad, todas estas cosas que vas presenciando a tu alrededor son consecuencia de la propia ignorancia de la humanidad, por ello te he convocado a salir de ese mundo y a vivir en otro mundo, que a través de mi palabras vengo a establecer en esta tierra, en este mundo.
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Ahora te corresponde a ti, decidir en qué momento, mas también te aclaro; ese mundo, ese reino del que te hablo no se habrá de establecer de un momento a otro, porque grande es el atraso en el que vives cada uno, porque grande es la distancia que te separa, porque ve, si cada uno de los que has conocido mi palabra, si cada uno de los que fuiste elegidos por mi, tomaras tu herramienta de trabajo y te pusieras a trabajar arduamente, en cada sitio, en cada área, en cada espacio, transformarías el mundo, pero no lo haces porque te falta capacidad, te falta amor por mi palabra, te falta abandonar la materialidad, para poder entrar en ese Reino que te vengo a mostrar, del que quiero establecer en esta bendita tierra junto contigo, pero tú ¿hasta cuándo crecerás, hasta cuándo actuarás como adultos en mi enseñanza?
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¡Ah hijos amado! ¿A dónde están aquellos que un día se postraron ante mi presencia y que me dijeron Señor estoy dispuesto que se haga en mi, tu voluntad, a dónde están? Entregados al mundo, ¿a dónde se encuentran? Llenos de confusión y de materialidad; cuánto tiempo tendrá que transcurrir para que las cadenas enemigas abandonen por unos momentos y se vengan a ser presentes en las casas de oración y nuevamente ser encadenados por la tentación; si te he convocado y te he dicho: La semilla de un fruto ¿con qué intención la siembra el hombre? Yo pregunto, una semilla del fruto, la siembra el ser humano con la intención de que produzca, ¿quién de ustedes hará una siembra de algo pensando que al depositar la semilla ahí perezca y ahí acabe todo? Siempre lo haces con la esperanza de que esa semilla germine a su debido tiempo, crezca y florezca, y produzca, a su debido tiempo. Así, la palabra de Dios es una semilla que viene a sembrarse en el corazón de la humanidad, para que ésta germine y, con los cuidados y, con la disciplina de cada uno, de cada corazón, esta semilla germine, crezca, florezca, produzca y se multiplique, ¿a dónde están los corazones que se habrán de multiplicar? Corazones atentos a mi palabra, corazones que caminen conmigo, corazones que sigan mi huella, que sigan mi enseñanza; que acaten la disciplina de mi palabra, que muestren la lealtad, ¿a dónde están? Entonces en verdad; date cuenta que tu corazón ha sido tierra estéril, tu corazón ha sido estéril, porque aún no ha producido, porque aún no ha habido efecto.
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¡Ah humanidad! ¿Por qué has impedido, opacado el producir de mi enseñanza, por qué has permitido tú, que tu corazón, que con tus hechos ahogues mi palabra? Y te preguntarás ¿por qué? Y dirás; esto no puede ser, no puede ser, porque aún tú, no lo has comprendido, tan puede ser, porque he venido a manifestar de una manera gradual mi palabra en la manera justa, que tu puedas soportar y comprender, soportar la responsabilidad, la disciplina y en la capacidad que puedas comprender. Pero tú, humanidad con tu olvido, con tu desobediencia, queriendo complacer a los tuyos has ahogado mi palabra, has impedido tú, que mi palabra germine en tu corazón, que crezca, que produzca, porque tú no la has hecho producir, para ello te he convocado y diciéndote ven, conviértete en el pueblo del Señor, en el pueblo de Dios, es decir; que aborrezcas todo lo que Dios aborrece y que ames la enseñanza y que hagas las cosas que son gratas delante de Dios, y a través de tu ejemplo difundas mi palabra, la des a conocer con grande fe, con grande amor, pero con una convicción que tus hechos hablen por ti, aún en verdad te es tan difícil hijos amados, dudas tanto para aceptar mi enseñanza, dudas tanto para tomar el camino que te señalo y seguir por él. ¡Ah hijos amados! Te he dicho: El camino que Yo muestro a la humanidad es estrecho, pequeño, angosto, mas el camino que ofrece el enemigo es ancho y tú decides, eliges, el camino de mi enemigo de una manera inconsciente, por ello día a día, he venido a elegir a cada uno y te he dicho: Perdono tus culpas, perdono tus errores, pero sígueme, con esta palabra te doy a entender que a partir de ese momento olvidaré tus ofensas, pero serás en lealtad, serás fielmente en mi enseñanza, pero aún así eres frágiles, eres débiles.
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Hijos amados, te he convocado a salir de la materialidad, en los momentos de reunión conmigo deja todo fuera de ti, deja tus compromisos que al salir ahí están, deja tu cansancio, deja tu pereza que al salir ahí están. Te he pedido unos momentos de atención a mi palabra, permite que ésta sea grabada en tu corazón y en tu mente, para que permanezca latente en ti y no ahogues mi palabra con tu olvido. Humanidad bendita, ¿por qué permites tú, por qué sigues siendo tú el corazón estéril? Te digo una vez más: ¡Si te dice algo mi palabra, trata de cumplirla, trata de compartirla, pero de una manera pura, no tomes ejemplos humanos para hablar de mi palabra, ah humanidad, no des ejemplos a los demás, ejemplos de ciegos, ejemplos de humanos! Pídeme ejemplos que Yo te daré en el momento que hables en mi nombre y en el momento que hagas uso de mi palabra, para que no hagas caer mi palabra sobre la roca donde no podrá producir.
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Tu corazón cerrado y endurecido está, no ha germinado mi palabra en ti, qué es lo que espera la humanidad, esa humanidad que de alguna forma ha conocido mi palabra. ¡Ah hijos amados! Que dejas mi palabra en uno de los sitios olvidados en tu vida y dices; daré preferencia y cumplimiento, a lo que requiere exigencia, tus compromisos, tus familias, los placeres y Yo te digo: Mi palabra es colocada en un lugar de olvido en tu propia vida, ¿por qué no colocas mi palabra en un sitio importante en tu mente y en tu corazón? Si así lo hicieras hijos amados, no te importaría ser pobre de bienes terrenales, porque serías rico en bienes espirituales, en tu necedad y en tu ignorancia dices; la riqueza espiritual no me llena, la riqueza espiritual no sacia mis necesidades, mis compromisos, mas las riquezas materiales son palpables dices tú, y Yo te digo: ¡Ay de ti, si eliges las riquezas materiales, porque dices que son palpables para ti! Y que mi palabra y que las riquezas dice el hombre común, que las riquezas espirituales mostradas por Jesús son tan pobres, que son rechazadas por el mundo entero y dice el hombre; las riquezas espirituales y que los beneficios que Jesús ofrece a través de su palabra son rechazadas por el mundo entero, porque no alcanzan a cubrir las inquietudes y necesidades del hombre; ¡ah hombres necios de poca fe, ah hombres duros de corazón! Que te digo una vez más: En ti acontece lo mismo que ocurrió en aquel tiempo cuando Jesús caminó entre los hombres pecadores, lo oyeron hablar, lo vieron caminar, lo vieron realizar grandes prodigios, pero aún así dudaron de Él y aún así le dieron la espalda, en este último tiempo ocurre lo mismo vienes escuchas mi palabra y vuelves al mundo, porque el mundo es complaciente contigo y te olvidas, y dejas fuera de ti, mi palabra, solo cuando el dolor, cuando la angustia llega a ti, acudes a mi, pidiendo, pero con grande duda y diciendo acaso recibiré ayuda, acaso Dios, acaso Jesús me podrá ayudar, si es tan poderoso como dice que me demuestre en este momento y que me devuelva mi ser querido, que me dé la salud, que me dé lo que le pido, ¡ah humanidad necia, que solo acudes a Dios para ponerlo a prueba!
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¡Ah humanidad! Cuántas veces dices; si Jesús, el Hijo de Dios, me concede tal o cual cosa, deseo, necesidad, entonces habré de creer en Él y entonces seguiré en su enseñanza, mientras Él no me dé una muestra de su poder y de su existencia, no puedo creer en Él. ¡Ah humanidad! Por qué no eres humildes, por qué no esperas que sea tu corazón, desmancha tu corazón, deja fuera el odio, deja fuera las ofensas, el resentimiento, las ofensas de la humanidad, deja fuera todo y ven con un corazón humilde y permite que éste sienta mi presencia, ¿por qué no liberas tu espíritu por medio de un cambio de actitud, por qué te aferras tratando de recibir mi palabra, pero seguir tu propia voluntad? Se te ha dicho que sigas los impulsos de tu corazón, pero Yo os pregunto qué te da le certeza de que tu corazón es en pureza, aún nada te da la certeza, aún desconoces si tu corazón es digno de guiar tu voluntad o aún lleva resentimiento y existe confusión.
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Por ello te he dicho: Confía en mi palabra, busca avanzar en mi enseñanza. Madres de familia, cuánto amas a tus hijos, si verdaderamente los amas encamínalos y cuida que se mantengan al amparo de mi palabra, a la sombra de mi bondad, de mi palabra y ¿cómo? Cumpliendo lo establecido por mi Padre estarás resguardados por mi presencia, no des a los tuyos un amor vano, un amor que no trae beneficio alguno, cuántos me dices; que esperas que tus hijos tengan edad de comprender y Yo te digo: Si por ahora no comprenden en el futuro menos comprenderán mi palabra, esa es la tarea mayor que tiene un padre, una madre de familia, si en verdad ama a su hijo, demostrarle con grande humildad, con grande ejemplo, la palabra, la obediencia al cumplimiento de mi palabra. Por instantes tu corazón se estremece y dices Señor; difícil es cumplir con tu palabra, difícil son los designios de Dios, y Yo os digo: Dios, mi Padre en su infinita bondad, no pone sobre tus hombros peso mayor a lo que puedas soportar, por ello no te reveles, no te quejes, no digas que tu sufrimiento es único y mayor que el de los demás, no en verdad, tu sufrimiento es de acuerdo a tu esfuerzo, a tu capacidad, las pruebas, que te toque enfrentar en el camino, los retos que has de encontrar en el camino, son en la medida de tu amor, de tu entrega, de tu deseo de crecimiento espiritual, no seas como aquel que con pereza quiere permanecer siempre a la sombra, sin esforzarse, sin trabajar, esperando que el fruto caiga para poderse alimentar, es decir; esta palabra es para aquellos que siempre dices; Dios proveerá, Dios sabrá lo que hace, Dios se encargará de cuidar de mi, de cuidar de mi hogar, de cuidar de mi familia, es como aquel hombre que esta a la sombra y espera que el fruto caiga para alimentarse, no lo hagas así, es mejor que trabajes, que te esfuerces, para que seas tú, con esfuerzo cortando los frutos que te habrán de alimentar, es decirte; la ayuda que tanto esperas y que anhelas, de mi Padre para los tuyos, para ti, las bendiciones que tanto esperas y deseas para los tuyos, alcánzalas, gánalas, esfuérzate.
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No te confundas pueblo amado cuando a través de mi palabra te he dicho: Venid a mi los cansados que Yo os haré descansar, venid a mi los sedientos que Yo os daré de beber, Yo os daré de beber y mostraré el camino a seguir, Yo os haré reposar, alimentaré, para mostrar el camino avanzar; no te conformes, no esperes que todo caiga para poder ser alimentado, te hablo no del alimento que va a tu cuerpo, sino del alimento, de las bendiciones que vienen de Dios. Las bendiciones, que es la protección, que es la ayuda, que es la solución a cada una de tus necesidades y problemas, conflictos, ese es el alimento que has de recibir día a día, porque es el alimento que te hace falta, porque el alimento de tu cuerpo, tu puedes proporcionar con facilidad. Mas en verdad el alimento a tus necesidades espirituales es lo que produce mi palabra, prepárate y esfuérzate para que mi palabra haga efecto en ti, ese efecto de paz, ese efecto de sanidad, ese efecto de consuelo, ese efecto de perdón, deja que ese efecto se produzca por medio de mi palabra en tu corazón, pero permite tú, aprende a perdonar, pero de corazón para que puedas acercarte en presencia del Señor, da antes de pedir, da amor ,da comprensión, da ayuda antes de pedir, porque cuanto des, no será necesario que pidas, porque cuanto des, recibirás, cuanto perdones, alcanzarás paz, armonía, gozo y dicha, en tu corazón.
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Por cuanto busques encontrarás, por cuanto pidas se te dará, es decir; ¿cuánto pides por los demás? Porque eres el medio, todo aquel que pide por los demás, es el medio por el que se da y por ello digno será de recibir, pero pide bien y pide con humildad, y sé consciente de lo que pidas, no pidas algo que retenga a la humanidad en el mundo, sino pide por la humanidad, hijos bienamados no solamente pidas trabajo para tus hermanos, no solamente pidas salud, no solamente pidas retorne el que se ha ido, porque así lo has hecho y cuando así, lo haces estás alejando a esa humanidad de Dios; pide que esa humanidad igual que tú, tengan sed de conocimiento, busquen con ansiedad la palabra de Dios, busquen entrar en arrepentimiento, porque todo aquel que entra en arrepentimiento ve la gloria del Señor, ¿por qué? Porque transforma su corazón en un corazón humilde, lleno de bondad y de perdón, y por ello en verdad te digo: Cuanto más ames mi enseñanza, entregarás, compartirás a los demás, por medio de tu ejemplo, ¿qué momento esperas para tomar el camino, el que te ha esperado tanto tiempo?
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Hijos amados, tu cansancio, los malestares de tu cuerpo, de tu organismo, te impiden estar atentos a mi palabra, mi palabra es infinita quisiera verter y derramar más, porque es como la fuente donde brota, donde nace el agua, que cuando más se derrama, en mayor abundancia es; mas tu cansancio te impide. Mas te digo en este momento: Espero que esta palabra que brevemente he venido a entregar la conserves en tu mente y en tu corazón, pueblo amado ese ha sido el mensaje, mi palabra en este día.
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Aguas que te encuentras represadas en esta vasija y en diversas, a las que Yo preparo en este instante en el nombre de mi Eterno Padre, en mi propio nombre como el Hijo único de Dios, la gracia del Espíritu Santo, se derrame sobre las aguas para dar salud, para dar paz, llevando en ti la gracia que habrá de transformar tu corazón en la medida que tú así, lo permitas. Bendigo todo lo que haces presente con grande fe y confianza.
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Mas en verdad te he de decir hijos amados: Es el tiempo de espiritualidad para ti, por lo tanto integrantes de la casa de oración, ya no seas dependiendo de las cosas materiales, te lo he dicho tiempo atrás: Busca y en la palabra que te he dado en este día, busca analizarla, porque también en este mensaje incluye a los que das curación, haz que a través de tu corazón haga el efecto mi palabra, mi palabra de sanidad, por medio de tu oración darás sanidad al enfermo, cubrirás las necesidades de los demás de una manera espiritualizada, de una manera consciente, de una manera elevada, porque esta es mi voluntad.
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Lleva, lleva mi bendición, que es mi caricia y mi protección, en el nombre de mi Eterno Padre, en mi propio nombre que soy el Hijo, la Luz del Espíritu Santo, la paz perdure en ti, hasta nuevo día.
CJ09052010GVS
Comentarios
Gracias nuevamente y que el amor y la paz de nuestro Dios los acompañe siempre.
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